Acabo de terminar el juego.
Las cuatro últimas horas han sido indescriptibles para mí, con los sentimientos a flor de piel en todo momento. Mentiría si dijera que no estoy escribiendo esta reseña con lágrimas en los ojos, porque P3R es uno de esas joyas que llegan al corazón de una manera tan mágica que ni siquiera te das cuenta. Probablemente empieces el juego, te guste, te mantengas unido a la historia y a los personajes, cada uno con sus propias formas de ser tan marcadas y diferentes, ofreciendo diferentes perspectivas de la vida y la muerte.

Persona 3 Reload no es un juego, es un camino que sigues, un camino en el que aprendes, ríes, te diviertes y lloras con el elenco y con las historias secundarias que nos ofrecen. Para entonces no te habrás dado cuenta, pero habrás pasado más de 50 horas pegado o pegada a la pantalla y, sin saberlo, cada una de las historias y cada uno de los personajes se habrán hecho hueco en tu corazón y no ha sido hasta las últimas 15 horas de juego que me he dado cuenta que esto tenía su fin y ahí es cuando me he dado cuenta del cariño que le he tomado a cada uno de los integrantes de este maravilloso videojuego. 15 horas en las que no he dejado de pensar que esto acababa, que ponía punto y final a una historia tan bonita como dolorosa, a un juego que te enseña a disfrutar de la vida y a aceptar la muerte con armonía.

Para mí ha significado mucho sentirme tan dentro de una historia, tan ligado a los vínculos que se generaban entre los personajes y a vivir como un integrante más de la residencia, mi cabeza ha estado en paz durante todo el tiempo que he invertido en este juego y me ha recordado por qué a día de hoy sigo jugando, a veces solo hacen falta juegos como este para demostrarte que esto no es solo un hobby, es un lugar donde tu imaginación y tu mente pueden volar y sentirse aliviadas.

No sé si voy a ser capaz de encontrar un juego que me haga disfrutar y vibrar como este, pero lo que sí tengo claro es que soy muy feliz de haber sido afortunado de vivir esta experiencia.

Gracias, Atlus.