El tan alto listón que dejó el final del God of War de 2018 culmina con una gran secuela de esta enorme duología nórdica que nos ha traído la saga de Kratos, no solo por cómo continúa la historia sino porque todos los elementos, gameplay y sobre todo mecánicas (pese a ser la gran mayoría reutilizados por cuestiones evidentes) que han introducido se han visto innovadas, algunas mejoradas, e incluso añadido nuevas que le vienen como anillo al dedo.

La historia ocurre 3 años después, tal y como se predice en la profecía del Ragnarök: tras la muerte de Baldur llegará un invierno que durará 3 veranos, el Fimbulvetr, y tras ello acontecerá el destino último de los dioses nórdicos. Tras la llegada de Thor a la casa de Kratos (cosa que ocurre en el final secreto del primer juego) junto ahora con Odín, éste le ofrece la paz tras lo sucedido en el primer juego, a cambio de que Atreus deje de buscar a Tyr, cosa que ha estado haciendo a expensas de Kratos, pues Atreus está ensimismado con conocer su destino como Loki y su relación con los Jotnar. Sin embargo, Kratos rehusa, pues sabe que no puede fiarse de Odín, y ahora padre e hijo iniciarán una nueva aventura para frenar los planes del Padre Supremo y su obsesión con la profecía del Ragnarök, algo que ambos bandos pretenden evitar, pero que será inevitable.

Esta segunda y última parte del viaje de Kratos por la mitología nórdica no podría haber sido mejor. El desarrollo de todos y cada uno de los personajes es palpable, ninguno se ha quedado atrás, todos evolucionan en función de los eventos que se van desarrollando paulatinamente. Sientes empatía por ellos, puedes ver su dolor, sus ambiciones, sus preocupaciones y sus propias motivaciones. Más latente en Kratos y en Atreus pero en los demás se deja ver. Otra cosa que me ha encantado es que, a diferencia del primer juego que se desarrollaba principalmente en Midgard, ahora la historia principal se desarrolla en esencia a través de los Nueve Reinos, algunos más explorables que otros (y con zonas nuevas en los ya vistos anteriormente), dejando Midgard como un escenario poco recurrente pero igual de importante.

Algo también muy innovador es que ahora tendremos secciones donde controlaremos exclusivamente a Atreus, contando ahora con su propio set de habilidades además del arco para enfrentarse a los enemigos. Esto hace que en determinadas ocasiones tanto Atreus como Kratos tengan diferentes acompañantes a lo largo de la historia. También han mejorado determinadas acciones que en el otro juego podrían no verse del todo bien: por ejemplo, a la hora de soltar una cadena dorada, antes te bajabas por ella, ahora simplemente la dejas suelta para cuando quieras usarla, o que antes todas las alturas de nivel requerían que Kratos las escalara, ahora lanzas directamente las Espadas del Caos y llegas rápidamente.

Si tuviera que destacar algo malo, creo que sería el tratamiento que hacen de Odín y de Asgard. Uno quizá pueda esperarse a Odín como una deidad a la altura de Zeus (un anciano petado y ominoso), pero en representación es mas bien un anciano escuchimizado cuyo único interés es buscar el conocimiento eterno, que luego tiene su poder y sus planes maquiavélicos, pero me lo esperaba más chulo. Además, Asgard resulta que es una aldea humilde, cuando uno se esperaría un reino opulento como se hizo en Assassin's Creed Valhalla. Y la batalla final... Bueno, uno se hubiera esperado ver ejércitos más grandes y estar dentro del meollo, pero apenas se ve lo que ocurre alrededor. Creo que Avengers Endgame marcó un precedente para las batallas épicas masivas, al igual que ocurrió con el DLC de Ancient Gods de DOOM Eternal, en la que sí que se puede ver cómo se va desarrollando la batalla por otros lados.

God of War Ragnarök es una notoria mejora de su predecesor. Una conclusión satisfactoria de la duología nórdica de Kratos, que probablemente abra puertas al futuro: ¿Egipto? ¿Atreus de mayor? Sin embargo, lo que sí está claro es que, tras la llegada del DLC de Valhalla, puedo asegurar que se vienen los remakes de la trilogía griega. En este DLC Kratos debe enfrentarse a su pasado mientras atraviesa los diferentes reinos en el Valhalla (a modo de roguelike, subgénero del que no soy fan y que además curiosamente también hubo un modo similar en Assassin's Creed Valhalla), pero también accedes a zonas de Grecia en las que Kratos estuvo presente, por lo que la creación de esos assets (los enemigos griegos como minotauros, cíclopes y espartanos no-muertos, así como los escenarios y el propio Kratos de joven) seguramente hayan sido concebidos de cara a desarrollar los remakes. Además de que el DLC es gratuito.

Viendo el nivel que han asentado estas dos grandes reinvenciones de God of War no dudo que tendremos Kratos para rato, y espero que la próxima vez sea viendo cómo nuestro querido protagonista llegó a convertirse en el Dios de la Guerra del panteón griego.