El ruido de la ciudad, la contaminación sonora y ambiental, y las agendas laborales apretadas en las que vivimos como sociedad en la actualidad nos han llevado a todos, en algún momento, a querer tomar ese escape que nos permiten nuestros días de vacaciones. Desde unos días en el campo, la playa, o incluso en esos pequeños pueblos donde la paz invade tu cuerpo, es un sentimiento que a veces llega a sentirse ajeno. Sin embargo, hay un lugar que se convirtió en la excepción a la regla.

Un evento estremece al mundo cuando en una pequeña ciudad en los Alpes llamada Hinterberg comienzan a aparecer runas extrañas que abren una nueva perspectiva a los ojos de la humanidad: la posibilidad de tener poderes mágicos. Y, como toda película de ficción, esto viene acompañado de enemigos sobrenaturales nacidos del poder de estas runas e inspirados en la mitología Austriaca. Este lugar tranquilo se convierte en uno de los mayores sitios turísticos del país, atrayendo a cientos de aventureros y científicos deseosos de descubrir qué hay detrás de todo esto. Una de estas personas es Luisa, una abogada en prácticas que, cansada del frenesí corporativo, decide tomarse unas vacaciones para adentrarse en las Mazmorras de Hinterberg.

Antes de entrar en materia, me veo en la obligación de dedicar este párrafo a lo primero que entra por los ojos al comenzar el juego: el apartado artístico. Definitivamente, el punto más fuerte de este nuevo título creado por el pequeño estudio indie ubicado en Viena, Microbird Games. Un estilo refrescante que nos recordará a esos cómics que tanto nos gustan, pero con ese toque de tranquilidad que caracteriza al título. Algo que se siente familiar al vasto mundo de Zelda: Breath of the Wild.

El objetivo de Luisa en esta ciudad será recorrer las 25 mazmorras que se han generado alrededor de Hinterberg, apoyándose en la magia y un combate Hack and Slash que se irá expandiendo mientras nos hacemos un nombre en la ciudad como una experta aventurera, decidiendo así distenderse de las responsabilidades laborales. A su vez, estas mecánicas nos servirán para resolver los puzzles que se interpongan en nuestro camino, haciendo de Dungeon of Hinterberg una experiencia gratificante para quienes buscamos algo nuevo en esta marea de indies que salen diariamente.

Pero a veces necesitamos un descanso de tanto pelear con enemigos, por lo que bajaremos de los Alpes para volver a la ciudad e interactuar con los ciudadanos en un sistema que nos generará beneficios mientras mejoremos nuestras relaciones con ellos. Una mecánica estacional que recuerda a Persona, donde tenemos que planear qué nos conviene más hacer desde la mañana hasta la noche, antes de volver a las mazmorras.

En definitiva, Dungeon of Hinterberg, por lo que he jugado, es un título excepcional que sin duda recomiendo y un buen comienzo para Microbird Games.