En Harvester seremos Steve Mason, joven de aproximadamente 20 años quien despierta algo agitado tras sonar la alarma de su despertador. Sin embargo, jamás hubiese imaginado que lo que vivió en su pesadilla fue sin duda más agradable que la realidad que tendría que enfrentar. No pasa mucho hasta que nos damos cuenta de que vivimos con una extraña familia en un pueblo llamado Harvest (que parece un calco del lado oscuro de Twin Peaks), y que para colmo tenemos amnesia y no recordamos quién somos ni dónde estamos. Por si fuese poco, todo el pueblo parece haber complotado para tomarnos el pelo. Todos excepto la hija de nuestros vecinos, quien además es nuestra futura esposa y también sufre de amnesia. ¿Qué hacer ante tal situación? Todas las respuestas parecen estar en la logia, una extraña organización local a la que los pueblerinos parecen guardarle una fascinación irracional. A consecuencia, nuestro objetivo será unirnos como sea. El precio a pagar será alto.

Y luego de la intro llega el momento de poner manos a la obra. Se nos presenta una interfaz point & click de lo más usual. Podremos mover el puntero e interactuar con los escenarios para mover al personaje a un punto particular o para activar puntos sensibles. Lo que no es tan corriente aquí es que no se nos permite inspeccionar los objetos del inventario como en casi cualquier aventura. Pero curiosamente desde este menú si se nos trasmite el estado de salud del protagonista ¿Cómo? Si, Harvester incluye secuencias arcade donde el combate es crucial y nuestro protagonista puede morir. A diferencia de otros juegos del género, este no recurre a puzles complejos para aumentar su dificultad; más bien lo hace a través de su no-linealidad, la repetición de acciones impensadas y la posibilidad de morir.

El resto de sus elementos jugables son más clásicos. Dispondremos de un mapa de todo el pueblo que nos indicará el lugar al que nos podemos dirigir. Visitaremos así distintas tiendas, edificios administrativos y las residencias de los pueblerinos. El interactuar con otros personajes dará lugar a diálogos de múltiples opciones. Los temas disponibles para abordar y las respuestas que proporcionen los interlocutores cambiarán de forma dinámica dependiendo de cuando hables con ellos. De todas formas, me veo obligada a citar un punto molesto de estas conversaciones: se hace muy fácil perdernos partes de las charlas ya que una vez seleccionado un tema de conversación, los demás temas no aparecerán nuevamente a menos que el escogido se relacione con los demás. El mismo juego ofrece una solución a esto y es la de dejarnos tipear el nombre del tema del que queremos dialogar en un espacio de la interfaz de diálogo. Se agradece la opción pero no puedo dejar de considerarla innecesaria y rebuscada. Al fin y al cabo se hace bastante molesto andar recordando o adivinando sobre qué temas quiere hablar tal personaje.

A pesar de ser un poco retorcido en mecánicas jugables, su argumento es lo suficientemente interesante e inteligente como para querer seguir jugándolo en todo momento. Incluso hoy en día, casi veinte años después de su lanzamiento, sigue sorprendiendo y divirtiendo por igual. ¿Cómo lo logra? Gracias a estar construido como una crítica abierta a la violencia en sociedad; una parodia cínica y sin escrúpulos que nos confirma que la forma elegida por muchos para responder a la violencia es con más violencia. Tanto el guión como la construcción de los personajes se desarrollan de forma tal que sirven a dicha crítica en todo momento.Por consiguiente, casi cualquier elemento narrativo del título resultará chocante y hasta ofensivo para casi cualquier ser humano civilizado. Encontraremos decenas de diálogos sobre los que será imposible no pensar "¿Realmente acaban de decir eso?" y ni hablar de las situaciones planteadas: todas una sátira en si mismas. De todas formas, quiero aclarar que su enfoque principal es humorístico. Es crudo y negro como pocos videojuegos, pero no deja de ser un entretenimiento en ningún momento por lo que quienes disfruten de un humor más negro, además de sorprenderse con la inteligencia y el rigor de su guión, realmente se la van a pasar riendo.

El apartado gráfico ya se mostraba atrasado para su época por lo que hoy en día habrá quienes no puedan verlo con buenos ojos. Se presenta como una suerte de FMV donde las animaciones in-game son más bien precarias y los fondos, a pesar de ser fotorealistas, en muchas ocasiones no exhiben gran nivel de detalle. Por lo tanto, uno debe prepararse para una aventura con mucho pixel-hunting donde muchas veces no será fácil dar con los objetos interactivos.

Contrariamente a lo que muchos puedan esperar de él, Harvester trae consigo algo más que una dosis de violencia y buen humor negro. Tanto su guión como su jugabilidad son absolutamente divertidos y constituyen un gran soplo de aire fresco, no sólo dentro del género de horror sino además dentro de la aventura gráfica en sí. Es un título atemporal ¡Único! ¿Qué mejor forma de cortar la racha de videojuegos de terror clónicos si no es con la resurrección de esta joya antigua que combina lo mejor de Stephen King y David Lynch?

Nota: 9/10