Desde el momento en que inicié "Ready or Not", supe que este no era un shooter táctico ordinario. La inmersión y la intensidad de cada operación me hicieron sentir como si realmente estuviera en los zapatos de un oficial de SWAT. La tensión de no saber qué hay detrás de cada puerta o en cada esquina mantuvo mi adrenalina alta en todo momento.

La jugabilidad de "Ready or Not" es excepcional. La planificación de las misiones, la selección del equipo y la coordinación con mi equipo fueron aspectos cruciales para el éxito. Aprendí rápidamente que ir a lo Rambo no era una opción; en su lugar, el juego recompensa la paciencia, la precisión y el pensamiento táctico. La comunicación con mis compañeros de equipo, especialmente en el modo multijugador, fue clave para maniobrar eficientemente a través de los desafíos.

El realismo es, sin duda, el punto fuerte de "Ready or Not". Cada decisión tiene peso y consecuencias, desde decidir cómo entrar en una habitación hasta manejar situaciones con rehenes. La IA enemiga es inteligente y impredecible, lo que añade un nivel de desafío genuino. El manejo de las armas se siente auténtico, y la necesidad de conservar munición me hizo pensar dos veces antes de disparar.

Visualmente, el juego es impresionante. Los entornos detallados y la atmósfera oscura agregan una sensación de realismo y urgencia. Los efectos de sonido son particularmente notables; los sonidos de los disparos, los pasos y las voces de los personajes crean una experiencia envolvente. Además, la iluminación juega un papel crucial, especialmente en escenarios nocturnos o en interiores oscuros.

Aunque "Ready or Not" es un juego excepcional, no puedo ignorar la controversia que lo rodea. La representación realista de la violencia y las situaciones intensas pueden ser abrumadoras. Sin embargo, creo que también sirve como una reflexión sobre los desafíos y responsabilidades que enfrentan las fuerzas del orden en situaciones de alto riesgo.