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¿Quién no ha querido follar? Meter tu aparato reproductor en el órgano reproductivo de una dama de buen ver, de buena familia, bien criada y de valores, humilde y por supuesto delicada y para nada grotesca.
Una dama que se responsabiliza por sus quehaceres, y que ahora deberá responsabilizarse por mis hijos, mientras yo, aturdido, desemboco en mi mente cómo llegamos hasta ese punto. Reflexionando y reafirmando en múltiples ocasiones la atribución de los actos, y una solución rápida y efectiva al inconveniente. ¿Yo? soy un drogadicto de los Suburbios de Nueva Yersey, a la espera de la primera dama de buena familia que quiera experimentar algo de acción. ¿Y quién dijo que solo damas? Le entro a todo, que no tenga menos de 17 años.