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Sable es un retrato del hijo de Zelda: Breath of the Wild y Nausicaä del Valle del Viento dibujado por Jean Giraud (Moebius). Ese es el principal atractivo que me animó a surcar las arenas y descubrir el mundo, probablemente igual que mucha gente.

Es un juego de exploración cuyo atractivo es descubrir cómo funciona un mundo que parece estar en su génesis o en su ocaso, en ambos casos, sobre los restos de un mundo antiguo y olvidado, cuyos elementos narrativos son bastante particulares, como landmarks o puntos de referencia con suficiente personalidad como para moverte por el desierto sin perder la orientación.

Los puzzles dentro de naves y ruinas no son complejos, simplemente satisfactorios. Lo suficiente como para no parecer que cualquiera con medio cerebro pueda entrar, pero que no te deje en la puerta rebanándote los sesos.

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Las animaciones de los cuerpos son pobres, pero las más usadas (correr, escalar, saltar, planear con la esfera) funcionan estupendamente con esa escasez de frames. Ah, pero el planeo con Simoon, tu deslizador, eso es otra cosa. Aquí tengo una mezcla de sentimientos, porque el deslizamiento de Simoon es muy suave y placentero, dependiendo de las partes que pongas será más manejable, más rápido, etc. Ahora bien, a veces se le va la olla y tras un salto pierdes el control y resulta en algo más cómico que otra cosa, lo que puede cortar el tono y ambiente inmersivo. Esto pasa más de lo que me gustaría.

A pesar de ello, se disfruta muchísimo del deslizamiento y el primero que haces con Simoon con Glider de Japanese Breakfast de fondo... Eso es precioso.

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Eres totalmente libre de acabar el juego en 20 minutos, pero ya que es una experiencia de exploración en un mundo desconocido, pues pa qué hacerlo, vamos a perdernos en las dunas y descubrir qué queremos ser.

Y ahí es donde radica, en mi opinión, su problema con el concepto.

Sable es un juego que trata sobre el viaje, sobre el camino que recorres para encontrar quién eres o qué quieres ser: navegante, chatarrera, pescadora, guardia, vigilante (tipo batman), etc. Esto es muy bonito, muy filosófico y todo lo que quieras; pero 21h, de las cuales bastantes han ido a terminar coleccionables y navegar por las arenas con música de fondo, me parece poco. Es decir, poner punto y final con una elección que contextualiza un vagabundeo tan cortito, creo que no hace justicia a la importancia que acarrea elegir quién eres hasta que te mueres. Sí es verdad que se nos presenta un personaje que quiere realizar su segundo planeo, pero es una de todos y no es algo que los habitantes de las dunas suelan hacer.

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En definitiva, si te gusta la exploración, el vagabundeo deslizándote por las dunas, un juego relajado donde el descubrimiento está a la orden del día o te resulta atractivo el apartado gráfico, adelante, recomendado.