安裝 Steam
登入
|
語言
簡體中文
日本語(日文)
한국어(韓文)
ไทย(泰文)
Български(保加利亞文)
Čeština(捷克文)
Dansk(丹麥文)
Deutsch(德文)
English(英文)
Español - España(西班牙文 - 西班牙)
Español - Latinoamérica(西班牙文 - 拉丁美洲)
Ελληνικά(希臘文)
Français(法文)
Italiano(義大利文)
Bahasa Indonesia(印尼語)
Magyar(匈牙利文)
Nederlands(荷蘭文)
Norsk(挪威文)
Polski(波蘭文)
Português(葡萄牙文 - 葡萄牙)
Português - Brasil(葡萄牙文 - 巴西)
Română(羅馬尼亞文)
Русский(俄文)
Suomi(芬蘭文)
Svenska(瑞典文)
Türkçe(土耳其文)
tiếng Việt(越南文)
Українська(烏克蘭文)
回報翻譯問題
Me acomodé en una mesa en la parte de atrás, pidiendo un café caliente. Mientras esperaba, observé a los pocos clientes que había: un par de hombres en la barra, un grupo de amigos riendo en una esquina, y, por supuesto, a él. Estaba sentado solo, con un sombrero de ala ancha que le cubría parte del rostro, pero no podía ocultar la sonrisa pícara que se asomaba en sus labios.
No pude evitarlo La curiosidad me llevó a acercarme. “¿Te importa si me siento aquí?” le pregunté, señalando la silla frente a él. Él levantó la mirada, y sus ojos brillaron con un destello de travesura.