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Allí, en la vorágine de ácidos y jugos gástricos, el alimento se disuelve, transformándose. Prosigue su viaje al intestino delgado, un laberinto serpenteante donde los preciados nutrientes son absorbidos, pasando al torrente sanguíneo, vida que alimenta vida.
Finalmente, el intestino grueso, guardián solemne, extrae las últimas esencias y el agua, dejando los restos para ser expulsados, completando así el ciclo eterno de renovación.
1
Comienza la receta de paletas de coco por limpiar el coco. Utilizarás solo la pulpa, de manera que córtala en trozos pequeños para facilitar la preparación. Puedes sustituir el coco con cáscara por coco rallado seco.
2
Coloca los trozos de coco en la licuadora con un poco del agua de coco. Si utilizas el coco con cáscara, aprovecha el agua que ya trae, si, por el contrario, compraste el coco ya troceado, adquiere el agua de coco natural en el supermercado.
3
Cuando esté mas o menos molido el coco, añade el yogur griego, la esencia de vainilla y el resto del agua de coco. Licua muy bien hasta obtener una textura más ligera.
4
Una vez licuado, vacía la crema en los moldes o vasitos de plástico, coloca los palitos de madera y, opcionalmente, un poco de coco rallado al final para conseguir una presentación más bonita. Luego, reserva las paletas en el congelador por un mínimo de 4 horas o durante una noche entera.
Los cálculos renales pueden ser del tamaño de arena o grava, tan grandes como una perla, o incluso más grandes. Un cálculo puede bloquear el flujo de orina y causar un gran dolor. Igualmente, puede desprenderse y viajar a través de las vías urinarias todo el trayecto hasta salir del cuerpo sin causar demasiado dolor.