Install Steam
login
|
language
简体中文 (Simplified Chinese)
繁體中文 (Traditional Chinese)
日本語 (Japanese)
한국어 (Korean)
ไทย (Thai)
Български (Bulgarian)
Čeština (Czech)
Dansk (Danish)
Deutsch (German)
Español - España (Spanish - Spain)
Español - Latinoamérica (Spanish - Latin America)
Ελληνικά (Greek)
Français (French)
Italiano (Italian)
Bahasa Indonesia (Indonesian)
Magyar (Hungarian)
Nederlands (Dutch)
Norsk (Norwegian)
Polski (Polish)
Português (Portuguese - Portugal)
Português - Brasil (Portuguese - Brazil)
Română (Romanian)
Русский (Russian)
Suomi (Finnish)
Svenska (Swedish)
Türkçe (Turkish)
Tiếng Việt (Vietnamese)
Українська (Ukrainian)
Report a translation problem
Con sigilo te acercas, Posh, en la sombra letal,
el tanque enemigo no sabe su final.
Pero yo, atrapado en tu danza feroz,
veo más que destrucción: un deseo atroz.
Tus manos, precisas, colocan la satchel,
y mi mente se pierde en el fuego de tu arte.
El sudor en tu frente, el temblor de tus dedos,
encienden en mí un ardor sin remedio.
El metal cruje, el peligro palpita,
y en ese momento mi deseo se agita.
No es solo la guerra lo que quiero vencer,
sino a ti, Posh, y tu fuerza encender.
Cuando explote el tanque, que el mundo lo vea,
mi pasión por ti arde más que la tea.
Posh, entre el caos y el filo mortal,
eres mi batalla, mi hambre carnal.