Install Steam
login
|
language
简体中文 (Simplified Chinese)
繁體中文 (Traditional Chinese)
日本語 (Japanese)
한국어 (Korean)
ไทย (Thai)
Български (Bulgarian)
Čeština (Czech)
Dansk (Danish)
Deutsch (German)
Español - España (Spanish - Spain)
Español - Latinoamérica (Spanish - Latin America)
Ελληνικά (Greek)
Français (French)
Italiano (Italian)
Bahasa Indonesia (Indonesian)
Magyar (Hungarian)
Nederlands (Dutch)
Norsk (Norwegian)
Polski (Polish)
Português (Portuguese - Portugal)
Português - Brasil (Portuguese - Brazil)
Română (Romanian)
Русский (Russian)
Suomi (Finnish)
Svenska (Swedish)
Türkçe (Turkish)
Tiếng Việt (Vietnamese)
Українська (Ukrainian)
Report a translation problem
Cuando tenía 10 años, mi padre me obligó a ir al velorio de un pene suyo que no conocía. Cuando llegamos allí, me quedé en un rincón esperando para irme. Entonces, un pene se me acercó y me dijo: "disfruta tu vida penesito, sé feliz porque yo no la disfruté". Puso su huevo sobre mi cabeza y se alejó. Antes de irnos, mi padre me obligó a despedirme del pene, y cuando miré el condón usado me asusté: era el pene que me hablaba mientras yo estaba en un rincón. Empecé a no poder venirme, tenía miedo de estar solo, iba al psicólogo, no apagaba las luces por las noches... Años después descubrí algo increíble que cambió mi vida: aquel miserable pene tenía un pene gemelo...