En los cielos más altos, donde las estrellas tiemblan ante su presencia, se forjó el legendario Desdentador. Un martillo celestial, forjado en la risa sarcástica de los dioses, que brilla con la luz de mil soles, pero no te dejes engañar por su resplandor divino. Este artefacto no fue creado para acariciar mejillas, sino para arrancar sonrisas. Con cada acaricia, el Desdentador no solo castiga, sino que lo hace con una crueldad tan meticulosa que hasta los ángeles se taparían los ojos, si no estuvieran riendo a carcajadas. Porque en el juicio final, ¿qué mejor que un arma que te golpea con humor y te deja una sonrisa torcida?