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En el fragor del CS:GO, Zarpas y yo encontramos algo más que una amistad. Después de una noche intensa de juego, la tensión acumulada se tradujo en un deseo palpable. Decidimos llevar nuestra conexión al siguiente nivel. En la vida real, fuera de las pantallas, exploramos la pasión que había estado bullendo entre nosotros. Nuestros cuerpos se encontraron con la misma sincronización que teníamos en el juego, pero ahora el deseo y la complicidad se volvían físicos.

Las manos que solían pulsar teclas ahora se exploraban mutuamente, cada caricia y suspiro rompía la barrera virtual. La habitación se llenó con el sonido de nuestras respiraciones entrelazadas, un eco de la conexión profunda que compartíamos. Las palabras y risas de las partidas se transformaron en susurros y gemidos, creando una sinfonía de placer compartido.

Después, en el silencio que siguió, nos miramos con complicidad. La pantalla del juego ya no era el único lugar donde compartíamos experiencias. Habíamos cruzado una nueva frontera, y aunque nuestras miradas se encontraron tímidas al principio, pronto se llenaron de complicidad y satisfacción. Aquella noche, Zarpas y yo habíamos llevado nuestra amistad a un nivel completamente nuevo, fusionando el mundo virtual con el tangible en una experiencia que cambiaría nuestras vidas para siempre.

terrible player with 0 skill
pushing for no reason every other round
0 info
crying in voice chat with broken english sounding like he smokes 20 packs a day

11/17 score acting like hes good