Hace ya más de un año pude disfrutar Baldur’s Gate 3 por primera vez, gracias al préstamo familiar en Steam de un amigo cercano. En esa primera run superé las 100 horas y quedé tan maravillado que sentí la necesidad de comprarlo en mi propia cuenta, como una forma de agradecerle a Larian por semejante obra maestra.

En ese entonces no era fanático de los RPG ni me había dado el tiempo de explorar el género, pero BG3 cambió eso para siempre. Fue el juego que me hizo enamorarme del rol y el que abrió la puerta para que hoy disfrute de muchos otros títulos, incluidos por ejemplo varios juegos de Atlus, Cd projekt o el propio Expedition 33, títulos que probablemente jamás habría probado sin haber pasado en primer lugar por esta experiencia.

Hoy, con más de 300 horas en Baldur's Gate 3, cinco runs distintas y una historia que aún consigue sorprenderme cada vez que regreso, quise reescribir mi reseña original para expresar por qué este juego significa tanto para mí.

BG3 tiene personajes que realmente te marcan. La aventura junto a Lae’zel y Shadowheart es una experiencia profundamente significativa: Lae’zel, con su fortaleza, orgullo y transformación interna; y Shadowheart, con su vulnerabilidad, misterio y evolución emocional, se convirtieron en mis compañeras favoritas y en el corazón de todas mis partidas. Pocas veces un juego me ha hecho sentir tan conectado a la historia de sus personajes, al punto de emocionarme con sus decisiones, sus miedos y sus cambios. Larian no solo creó personajes, creó vínculos que se quedan contigo mucho después de cerrar el juego, esto es una de las principales razones por las que siempre vuelvo.

Tal vez no sea un experto pero creo firmemente que Baldur’s Gate 3 es el mejor juego de rol que he experimentado y uno de los mejores videojuegos jamás creados. Es un título prácticamente infinito, pulido con un nivel de detalle extraordinario y hecho con un cariño evidente por parte de Larian. Después de 315 horas a la fecha, sigo encontrando nuevos diálogos, sorpresas y nuevas formas de vivir la aventura. Adicionalmente con la enorme cantidad de mods creados por una comunidad increíble, este juego se vuelve eterno.

Baldur’s Gate 3 es ese tipo de historia que no termina cuando llegan los créditos. Es un juego que se vive, se recuerda y al que se regresa como quien vuelve a un hogar que siempre tiene algo nuevo que contar. Lo recomiendo a ojos cerrados.