Steam 설치
로그인
|
언어
简体中文(중국어 간체)
繁體中文(중국어 번체)
日本語(일본어)
ไทย(태국어)
Български(불가리아어)
Čeština(체코어)
Dansk(덴마크어)
Deutsch(독일어)
English(영어)
Español - España(스페인어 - 스페인)
Español - Latinoamérica(스페인어 - 중남미)
Ελληνικά(그리스어)
Français(프랑스어)
Italiano(이탈리아어)
Bahasa Indonesia(인도네시아어)
Magyar(헝가리어)
Nederlands(네덜란드어)
Norsk(노르웨이어)
Polski(폴란드어)
Português(포르투갈어 - 포르투갈)
Português - Brasil(포르투갈어 - 브라질)
Română(루마니아어)
Русский(러시아어)
Suomi(핀란드어)
Svenska(스웨덴어)
Türkçe(튀르키예어)
Tiếng Việt(베트남어)
Українська(우크라이나어)
번역 관련 문제 보고
Ingredientes:
- Patata de buen tamaño 3
- Cebolla media
- Pimentón dulce media cucharada sopera
- Pimentón picante una cucharada sopera
- Harina de trigo dos cucharadas
- Caldo de pollo 500 ml
- Aceite de oliva virgen extra para freír las patatas
- Perejil fresco para decorar
Incorporamos la harina, la cocinamos un minuto o dos y cuando se ligue con el aceite formando un roux, añadimos el caldo de pollo poco a poco como cuando se hace una velouté (una especie de bechamel en la que en lugar de leche se utiliza caldo). Cocinamos durante diez minutos para que el pimentón y la harina no queden crudos. Finalmente, trituramos la salsa con una batidora y la pasamos por un colador fino para que quede perfecta.
Las espolvoreamos con una pizca de perejil picado y las servimos muy calientes, poniendo más salsa brava aparte para quien se la quiera añadir. Os recomendamos que cuando hagáis estas patatas bravas auténticas, no las mezcléis con salsa ali oli, aunque eso es cosa de gustos.