El amar duele. Nos volvemos vulnerables a ese sentimiento profundo que es el amor. Sin embargo, el amor también es hermoso: un sentimiento transformador que nos lleva a una de las experiencias más bellas de la vida. Quizás el amor duele porque tememos perder a esa persona especial, sea por nuestra culpa, porque algo le suceda, o porque simplemente se vaya sin decirnos adiós.

Cuando amamos, también debemos aceptar los sacrificios. Amar implica adaptarnos, ceder, y enfrentar sentimientos que pueden ser dañinos. Poner a otro por encima de uno mismo, aunque sea hermoso, puede dañarnos, agotarnos, y a veces dejarnos un vacío al no sentirnos correspondidos. El amor es profundo, y también lo son las razones por las que este duele.

Podemos llegar a tener una conexión tan intensa con alguien que una simple discusión puede afectarnos enormemente. Asimismo, el dolor del apego emocional puede ser devastador, aceptar la ausencia de alguien que llenaba espacios vacíos en nuestra vida es un desafío inmenso. Esos espacios que antes estaban llenos de significados hermosos quedan vacíos de nuevo, y eso duele.

Sin embargo, sobre todo, el amar duele porque esa persona te importa. Aunque duela, aunque cueste, aunque sea una lucha contra el destino que pareciera estar impuesto, amar también nos impulsa a crecer, a fortalecernos, a ser mejores, y a buscar la felicidad. Todas esas cosas las hacemos por amor