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Me alegra saber que van regalando títulos universitarios. Eres una inspiración.
Y después de haberte dado una dosis de humildad tras reírme de ti por tu frágil orgullo y por lo autista que eres (por tu evidente incapacidad para defenderte de algo tan nimio como el que te acusen de analfabetismo), te meto en ignorados.
Eres tan superior que buscas mi aprobación y mi atención. Se ve que me tienes en un pedestal, o que tu autoestima está en horas bajas. Por eso necesitas medirte el rabo, cuando tus logros no le importan a nadie más que a ti y a tu madre (si eso). A mí, obviamente, me dan igual.