El último juego de Playdead, INSIDE, es más y mejor de lo que mostraron en LIMBO. Con un control a prueba de bombas que lo soportaría hasta una Game Boy, en esta aventura de puzles y plataformas guiamos a un chico a lo largo de un único nivel, con un diseño magistral, en el que no hay un solo corte y todas las zonas desde el comienzo hasta el final están conectadas como ya sucediera en LIMBO, aunque en esta ocasión con algo más de color.

No supone ningún desafío pero consigue mantener enganchado gracias a su mecánica de ensayo y error (o ensayo y muerte atroz), que en lugar de frustrar hace que quieras volver a intentarlo una y otra vez e, incluso, dejarte matar para ver cada una de las cuidadas animaciones con las que cuenta este juego.

Por otra parte, hablar de la historia resulta difícil. Es una historia abierta, que admite múltiples interpretaciones y puede que esa sea su gracia, tratar de averiguar qué es lo que pasa en el juego. No es la historia que esperaba, y aunque en un primer momento deseé que hubiera sido distinta, hay algo en ella, en los pensamientos que suscita, que la hace apropiada. Necesaria. La historia podría ser otra, pero entonces este juego no sería INSIDE.

Habrá a quién su precio (19,99 €) le parezca excesivo por las cuatro horas de diversión que ofrece. En cualquier caso, probar este juego sin pasar antes por el LIMBO me parece imperdonable, así que mi recomendación es darle una oportunidad a la ópera prima de Playdead y después sabrás si ya has tenido suficientes o, si como a mí, te compensa pagar por este gran juego.