"Hay mucho valor en aprender a soltar sueños"

En la vida no todo se logra, lamentablemente hay un momento en cada uno de nosotros donde debemos afrontar este hecho y asimilarlo, la cuestión es: ¿Para qué seguir si no hay recompensa?

Cada individuo basa sus acciones con un objetivo, levantarse para trabajar, estudiar para aprobar, abrir el modo incógnito para.. liberar estrés?, etc. Sin embargo, suele haber una meta diferente, La meta que nos motiva a levantarnos día tras día y soportar las adversidades. Cada uno tiene una, y aunque esta se vaya modificando al madurar como personas, sin un objetivo no tendríamos un propósito y sin un propósito seriamos inservibles.
Este planteamiento nos devuelve a la incógnita de la velada ¿Fallamos como individuos al no lograr nuestra propia meta?

Pese a la creencia popular NO, porque sin darnos cuenta hemos obtenido un equivalente mayor al objetivo inicial, como dice la frase "lo que importa no es el premio, si no los amigos que uno hace en el camino" al emprender la odisea y al terminarla llega como una nueva persona , porque el viaje fue más importante que cualquier objetivo y uno puede recordar los amigos que hizo, las risas que tuvo, las técnicas que aprendió e incluso el dolor que sufrió, porque todo eso moldeó a uno para ser la persona que terminó siendo, hay que pasar por dolor y sufrimiento en orden de crecer.

Cuando nuestro objetivo ya no se ve tan glorioso como en un inicio o tal vez se aleja más de lo que en un inicio estaba, uno debe mirar por un segundo hacia atrás y recordar cada alegría que pasó, cada rechazo que soportó, cada perdida que lo destrozó, y darse cuenta de como logró aguantar 1 segundo más para seguir adelante, y cuando eso pase y vea los nuevos desafíos que le amparan, las nuevas amistades que se asoman y el sol en el horizonte. Cuando eso pase uno puede soltar a esa idea y dejarla ir, no será un "adiós" pero si un "hasta luego" porque si algo hemos aprendido es que nada es para siempre, incluso una despedida.

Tal vez el propósito no sea lo importante, sino con quien nos sentamos a encontrarlo.