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Había seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, usadas para las purificaciones judías. Jesús dijo: “Llenen de agua esas tinajas”. Las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen un poco y llévenlo al mayordomo”.
Así lo hicieron. Al probar el agua convertida en vino, sin saber su procedencia (los sirvientes sí), el mayordomo llamó al novio y dijo: “Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido, el corriente. Tú, en cambio, guardaste el mejor hasta ahora”.
Esto que hizo Jesús en Caná fue el primero de sus signos. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
y por amor a Jerusalén no me daré reposo,
hasta que surja en ella esplendoroso el justo
y brille su salvación como una antorcha.
Entonces las naciones verán tu justicia,
y tu gloria todos los reyes.
Te llamarán con un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona de gloria en la mano del Señor
y diadema real en la palma de su mano.
Ya no te llamarán “Abandonada”,
ni a tu tierra, “Desolada”;
a ti te llamarán “Mi complacencia”
y a tu tierra, “Desposada”,
porque el Señor se ha complacido en ti
y se ha desposado con tu tierra.
Como un joven se desposa con una doncella,
se desposará contigo tu hacedor;
como el esposo se alegra con la esposa,
así se alegrará tu Dios contigo.
¿Qué quieres tú con nosotros‚ Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres˸ el Santo de Dios․ Jesús le ordenó˸ ¡Cállate y sal de élǃ El espíritu inmundo‚ sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido‚ salió de él․
Ellos se desplomaron y cayeron, pero nosotros nos mantenemos de pie y seguimos en pie.